EL VALLE MÁGICO
Sucedió un día normal, podría ser hoy...... en el pequeño pueblo del Valle Escondido.
Era un pueblo tranquilo salvo cuando sonaba la campana de alerta, por miedo a los piratas y a su dragón, del cual se decía que con solo mirarle a los ojos te transmitía la peor enfermedad de aquel mundo, la tristeza.
Cansados de este problema, los niños más valientes de cada colegio se reunieron para enfrentarse al terrible dragón y sus piratas, con la condición de no revelar la peligrosa misión a nadie, ni siquiera a sus propios padres.
Solo se atrevieron dos niños, el gran Gonzalo y su primita Ana .Decidieron escapar hacia el bosque y acordaron que fuese por la mañana, así llegarían pronto.
Gonzalo tomo prestado el caballo de su tío y fue a recoger a su prima que prepararía las alforjas.
Cuando ya habían salido del pueblo, vieron que una de esas alforjas se movía. Con un poco de miedo lograron abrirla.
-¡Vaya, si es la pequeña Carolina!- exclamaron.
Se había escondido para ir con ellos de aventura. Era una niña muy traviesa, pero ya no podían volver o se descubriría todo. Ya eran tres valientes en el bosque.
No era como se lo habían imaginado, era mucho más tenebroso. Decidieron acampar y buscando un buen sitio… ¡Oh no! se metieron en el campamento pirata. Cuando estaban a punto de descubrirlos escucharon:
- Venid, venid - Les gritaron dos elfos del valle. - Escaparemos por aquí.
Movieron una rama de árbol y se abrió el tronco:
- Os llevaremos a nuestro mundo, allí estaréis a salvo.
- ¿Como os llamáis criaturas del bosque? – Preguntó Gonzalo.
- Yo soy Paula.
- Y yo me llamo Marcela, entrad no tengáis miedo.
Eran unas criaturas casi mágicas y muy guapas y además tenían el poder de hablar con los animales.
- Os lleváremos ante nuestra reina.
Se acercaron a un palacio grandísimo que estaba hecho de hojas de árboles, flores y madera. Allí estaba Clara, que así se llamaba el hada de aquel maravilloso mundo. - Entrad, se vuestro problema y he decidido ayudaros - Les dijo Clara. - Os daré poderes a cada uno y una bolsa de polvos mágicos que deberéis hacer que la huela el dragón.
- A ti Gonzalo te daré la fuerza de un tigre, puesto que eres un niño muy valiente y rápido. A ti Carolina te doy el poder de trepar por los árboles como una ardilla y a ti Ana te doy este vestido de princesa y cada vez que te lo pongas te volverás invisible. Tomad la bolsa y Paula y Marcela os acompañaran.
Volvieron al campamento y Carolina subió al árbol más grande para poder ver donde se escondía el dragón. Ana se puso el traje y pasó con la bolsa delante de todos los piratas sin que la pudieran ver.
Los elfos Paula y Marcela treparon por el lomo del dragón para que a la señal de Gonzalo le abrieran los agujeros de la nariz.
Cuando Ana colocó la bolsa al lado del dragón, Gonzalo se abrió paso entre los piratas y de un salto logró echar los polvos mágicos justo dentro de la nariz del dragón.
El dragón se despertó muy enfadado y gritando:
- ¡Que me habéis echo¡
Los elfos Paula y Marcela le dijeron:
–No te preocupes estos polvos te curaran, son los polvos del cariño.
El dragón poco a poco empezó a volverse más amable y se dio cuenta de que el único problema que tenía era la falta de cariño.
Mientras tanto, Gonzalo y Carolina luchaban con los piratas y de repente la noche del bosque se convirtió en día y a su paso apareció con sus caballos la gran hada Clara:
- Dejad de luchad, traigo el remedio para todos - Alzó su varita mágica y un rayo de luz inundó a todo el bosque de cariño.
Todos volvieron al pueblo a lomos del dragón y fueron los héroes de todo el valle.
A mis sobrinos, que son todo eso y mucho más.
Sergio
No hay comentarios:
Publicar un comentario