jueves, 16 de diciembre de 2010

EL VALLE MÁGICO

EL VALLE MÁGICO

Sucedió un día normal, podría ser hoy...... en el pequeño pueblo del Valle Escondido.

Era un pueblo tranquilo salvo cuando sonaba la campana de alerta, por miedo a los piratas y a su dragón, del cual se decía que con solo mirarle a los ojos te transmitía la peor enfermedad de aquel mundo, la tristeza.

Cansados de este problema, los niños más valientes de cada colegio se reunieron para enfrentarse al terrible dragón y sus piratas, con la condición de no revelar la peligrosa misión a nadie, ni siquiera a sus propios padres.

Solo se atrevieron dos niños, el gran Gonzalo y su primita Ana .Decidieron escapar hacia el bosque y acordaron que fuese por la mañana, así llegarían pronto.

Gonzalo tomo prestado el caballo de su tío y fue a recoger a su prima que prepararía las alforjas.

Cuando ya habían salido del pueblo, vieron que una de esas alforjas se movía. Con un poco de miedo lograron abrirla.

-¡Vaya, si es la pequeña Carolina!- exclamaron.

Se había escondido para ir con ellos de aventura. Era una niña muy traviesa, pero ya no podían volver o se descubriría todo. Ya eran tres valientes en el bosque.

No era como se lo habían imaginado, era mucho más tenebroso. Decidieron acampar y buscando un buen sitio… ¡Oh no! se metieron en el campamento pirata. Cuando estaban a punto de descubrirlos escucharon:

- Venid, venid - Les gritaron dos elfos del valle. - Escaparemos por aquí.

Movieron una rama de árbol y se abrió el tronco:

- Os llevaremos a nuestro mundo, allí estaréis a salvo.

- ¿Como os llamáis criaturas del bosque? – Preguntó Gonzalo.

- Yo soy Paula.

- Y yo me llamo Marcela, entrad no tengáis miedo.

Eran unas criaturas casi mágicas y muy guapas y además tenían el poder de hablar con los animales.

- Os lleváremos ante nuestra reina.

Se acercaron a un palacio grandísimo que estaba hecho de hojas de árboles, flores y madera. Allí estaba Clara, que así se llamaba el hada de aquel maravilloso mundo. - Entrad, se vuestro problema y he decidido ayudaros - Les dijo Clara. - Os daré poderes a cada uno y una bolsa de polvos mágicos que deberéis hacer que la huela el dragón.

- A ti Gonzalo te daré la fuerza de un tigre, puesto que eres un niño muy valiente y rápido. A ti Carolina te doy el poder de trepar por los árboles como una ardilla y a ti Ana te doy este vestido de princesa y cada vez que te lo pongas te volverás invisible. Tomad la bolsa y Paula y Marcela os acompañaran.

Volvieron al campamento y Carolina subió al árbol más grande para poder ver donde se escondía el dragón. Ana se puso el traje y pasó con la bolsa delante de todos los piratas sin que la pudieran ver.

Los elfos Paula y Marcela treparon por el lomo del dragón para que a la señal de Gonzalo le abrieran los agujeros de la nariz.

Cuando Ana colocó la bolsa al lado del dragón, Gonzalo se abrió paso entre los piratas y de un salto logró echar los polvos mágicos justo dentro de la nariz del dragón.

El dragón se despertó muy enfadado y gritando:

- ¡Que me habéis echo¡

Los elfos Paula y Marcela le dijeron:

–No te preocupes estos polvos te curaran, son los polvos del cariño.

El dragón poco a poco empezó a volverse más amable y se dio cuenta de que el único problema que tenía era la falta de cariño.

Mientras tanto, Gonzalo y Carolina luchaban con los piratas y de repente la noche del bosque se convirtió en día y a su paso apareció con sus caballos la gran hada Clara:

- Dejad de luchad, traigo el remedio para todos - Alzó su varita mágica y un rayo de luz inundó a todo el bosque de cariño.

Todos volvieron al pueblo a lomos del dragón y fueron los héroes de todo el valle.

A mis sobrinos, que son todo eso y mucho más.

Sergio